Una alimentación saludable contiene
cantidades suficientes de calorías y nutrientes esenciales para el
crecimiento y desarrollo óptimo del organismo en cada etapa de la vida y
para prevenir deficiencias o excesos nutricionales. Además, aporta
carbohidratos, proteínas y grasas en proporciones adecuadas para reducir
el riesgo de enfermedades crónicas y es esencial para llevar una vida
activa y productiva.
La
dieta debe ser variada y debe garantizar el aporte no sólo de los
nutrientes requeridos, sino también, el consumo de cantidades
suficientes de componentes alimentarios que, aunque no sean nutrientes,
tiene efectos biológicos e influyen en la salud y en la vulnerabilidad a
las enfermedades, como son la fibra alimentaria, el caroteno beta y
sustancias fitoquímica que se encuentran exclusivamente en los
vegetales.
Se
sabe que los factores genéticos, ambientales y culturales pueden
afectar a la salud, pero existe evidencia científica de que el modelos
alimentario es uno de los principales factores determinantes del nivel
de salud, tanto individual como colectivo.
La
elección de alimentos depende no solo de las necesidades energéticas y
de nutrientes que tiene el ser humano, sino que hay otros aspectos que
influyen en las preferencias alimentarias: disponibilidad de alimentos,
políticas económicas, tradiciones culturales y religiosas, ideas sobre
la salud, razones de comodidad, publicidad, etc...
Asimismo,
la alimentación representa el placer y el compartir, jugando la familia
y las personas más cercanas un importante papel en la selección de los
alimentos y la planificación de menús. Existen diferentes maneras de
combinar los alimentos para hacer dietas saludables y apetitosas que
contribuyan a mantener el placer por la comida.
Estudios
recientes ponen de manifiesto la bondad de la dieta mediterránea,
caracterizada por un consumo elevado de verduras, frutas, pescado y
aceite de oliva, que es el patrón tradicional de alimentación en
Andalucía.
Son
embargo, desde los años 70, nos hemos alejado sustancialmente de dicho
patrón, evolucionando hacia un modelo menos cardiosaludable, con altos
contenidos en grasas saturadas y colesterol. Esto unido a un aumento del
comportamiento sedentario y otros estilos de vida no saludables,
justifica la puesta en marcha de actuaciones modifiquen estos hábitos.
Rocío Gay
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