Una de cada cinco personas, según
la estadísticas, no disfruta en nuestro país del ansiado sueño reparador
al que todas las personas aspiran cuando llega al final del día. Y no
lo logran porque padecen insomnio, no duerme bien o no lo suficiente.
Aunque hay múltiple causas que pueden provocar alteraciones del sueño,
se ha constatado que la dieta, lo que comemos a diario y las condiciones
en que lo hacemos, ejerce una influencia notables en la calidad de
nuestras horas de sueño.
Hoy
sabemos que la síntesis de algunos neurotransmisores, sustancias que
actúan a modo de mensajeros químicos entre neuronas, y hormonas
relacionadas con el ciclo del sueño, depende en parte de nutrientes
específicos de los alimentos, prueba inequívoca de la asociación entre
dieta y sueño.
Mientras
dormimos se produce una mayor secreción de algunas hormonas como la de
crecimiento, prolanctina, testosterona o melatonina, y
neurotrasnmisores, en especial la serotonina. Todas estas sustancias
están implicadas en la regulación de las fases de sueño y de vigilia.
Hay alimentos que por su particular composición nutritiva y según la
cantidad ingerida afectan al sistema nervioso y tienen una acción
directa sobre el sueño. Los nutrientes aumentas la síntesis de
neurotrasnmisores y hormonas estimulantes del sistema nervioso central (
dopamina, adrenalina y noradrenalina) dificultan el sueño, por el
contrario los que favorecen la liberación de reguladores relacionados
con la la sensación de relajación (melatonina, serotonina) inducen al
sueño.
Consejos dietéticos para dormir
- Triptófano: Lechuga y aguacate, pavo...
- B1 y B6: Germen de trigo, levadura de cerveza, pan integral y frutos secos.
- Calcio: Leche, sardinas
- Magnesio: Frutos secos, ensaladas o verduras
- Infusiones relajante: tila, pasiflora, azahar, melisa.
- Cenas saciantes pero no indigestas
- Poca agua y alimentos diuréticos.
Rocío Gay