martes, 26 de noviembre de 2013

MOVÁMONOS

Qué bien se está en el sofá. Qué difícil es levantarse hasta para ir a la cama ¿eh? Y todo el mundo empeñado en que hay que hacer deporte. Estamos hartos de escucharlo a todas horas. 

Si ya nos movemos bastante: el trabajo, la compra...en realidad no paramos en todo el día, para un ratito de sofá que tenemos no nos lo vamos a quitar....
Pero es que parece que llevan razón, que al final va a resultar que conviene prescindir un poquito más del sofá. Desde luego, las personas que acostumbran a hacer deporte se ven tan vitales, siempre con tantas ganas de hacer cosas....
Y es que parecer ser que cuanto menos hacemos, menos queremos. Arrancar es verdaderamente complicado: no aguantas, te ahogas, al día siguiente te duele todo...pero como todas las cosas, esto conlleva su tiempo. Pensemos en una máquina que lleva mucho tiempo sin funcionar: necesita coger el ritmo, que la engrasemos bien antes de poder rendir al máximo.
Pero la gracia es que dicen que cuando empiezas no puedes parar, que te sientes tan bien que ya no quieres dejarlo.
Y es que hacer ejercicio es beneficioso no solo para la salud física a medio y largo plazo, sino también para la salud mental. Hacer ejercicio nos mantiene activos para afrontar con mayor energía los que haceres del día a día, lo que hará que nos cansemos menos y estemos más satisfechos y a gusto con nuestro trabajo. Favorece las relaciones sociales, sobre todo los deportes de equipo, en los que además de movernos pasamos un buen rato con nuestros compañeros. Ayuda a que durmamos mejor por la noches.
Parecer ser que todo son ventajas, todos los especialistas del ámbito de la salud coinciden en que hacer ejercicio físico tiene muchos efectos beneficioso. Eso sí, si vamos a empezar debemos ir poco a poco, conforme vayas acostumbrándonos podremos aumentar el tiempo y el ritmo de nuestra actividad.
Así que ¿por qué no probamos? Intentemos dejar un poquito de lado el sofá y enfundarnos el chándal. ¡movámonos!

martes, 19 de noviembre de 2013

OBESIDAD INFANTIL

La obesidad infantil es un grave problema de salud pública al que nos deberíamos enfrentar la sociedad y al que muchas familias no le hacen demasiado caso, restándole importancia y no viendo las grandes consecuencias que van a acarrearle a estos niños/as tener modos de vida poco saludables durante la infancia.

La causa del sobrepeso u obesidad infantil es el desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto calórico. El aumento de esta obesidad se atribuye a factores como:

1. El cambio dietético hacia un aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos con grasas y azúcares, pero con pocas vitaminas, minerales y otros nutrientes saludables y necesarios.
2. Disminución de la actividad física por la naturaleza sedentaria de actividades recreativas o los cambios en los medios de transporte.


Pero para intentar frenar, ralentizar y reducir esto se necesita el compromiso de muchas partes: gobiernos, organizaciones no gubernamentales, sociedad...para crear entornos saludables y accesibilidad a dietas saludables. Y esto es así porque si prevalece la obesidad infantil es debido a los cambios sociales, porque a parte de deberse a una dieta no equilibrada y a la escasa actividad física, también se debe al desarrollo social y económico y a las políticas en factores de medio ambiente, educación, agricultura, comercialización de los alimentos...

Así que, por todo esto, la sociedad se tiene que concienciar de ellos, poner medios si los niños/as ya tienen obesidad y lo más importante, ¡prevenirlo!, logrando un equilibrio calórico que se mantenga a lo largo de toda la vida. Y como el problema es social, se necesitará una orientación multidisciplinar y adaptada a los contextos culturales.

Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta, teniendo mayores probabilidades de padecer a edades tempranas enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos del aparato locomotor (artrosis) y cáncer (de colon o de mama entre otros).

Lucía Rufián

martes, 5 de noviembre de 2013

ALGUNA PAUTAS DE LA DIETA MEDITERRÁNEA

Existe una innumerable variedad de dietas que llevar a cabo (independientemente del factor que nos mueva), pero no todas tienen su base en una alimentación completa y complementada con ejercicio físico. De hecho las dietas milagro aseguran un descenso del peso simplemente con la disminución de la ingesta diaria, sin ningún esfuerzo extra.
Sabemos que una dieta equilibrada y sana es necesaria para nuestro organismo, y sobre todo para sentirnos bien con nosotros mismos. La dieta mediterránea es un buen ejemplo a seguir.

Los seguidores de la dieta mediterránea, la cual consiste en la ingesta de una buena cantidad de fruta, verdura, pescado y aceite de oliva, entre otros productos, son propensas a padecer menos enfermedades cardiovasculares y reducen las probabilidades de Alzheimer.
Las autoridades sanitarias recomienda este hábito y además, aconsejan pequeñas cantidades de vino tinto para la consecución de un cuerpo y una mente sanos. También nos aconsejan realizar al menos 5 comidas al día, sin excepciones. Ya que de esta manera se asegura que el aparato digestivo se encuentre en constante proceso y el metabolismo trabaje más.
Los nutrientes más importantes en esta dieta son las proteínas, sin embargo, es obligatorio el consumo de hidratos, grasas y sodio para completar una dieta perfecta y saludable.
Pero, ¿qué es una dieta sin la realización de actividad física? La realización de actividades físicas es fundamental tanto para perder peso como para mantenernos en nuestro peso ideal, todo ello al menos 2 o 3 veces por semana.
Para realizar una actividad física, lo mejor es conocer cuáles son las aficiones que más nos gustan, y será más fácil y rápido conseguir unos mejores hábitos alimentarios y físico-deportivos.

Carmen María Chica Jurado