Es una de las grasas vegetales más antiguas y
compone la fuente principal de lípidos en la dieta mediterránea, tan
beneficiosa para la salud. Su utilización desde la antigüedad como remedio
eficaz contra algunas dolencias se ven actualmente avaladas por las últimas
investigaciones científicas. Estas investigaciones sobre el "rey de la
dieta mediterránea" revelan que no sólo es un protector cardiovascular,
sino que además ofrece beneficios hasta ahora ignorados, como favorecer la
longevidad y la función cognitiva. Pero los beneficios no se quedan ahí: los
científicos empiezan a señalarlo ya como un escudo natural contra el cáncer, la
diabetes, las enfermedades coronarias y la aterosclerosis.
Los efectos beneficiosos del aceite de oliva
virgen sobre la salud de las personas podrían resumirse de la siguiente forma:
En relación con el aparato digestivo: el
aceite de oliva es el mejor tolerado por el estómago, favorece la digestión de
los alimentos, reduce la acidez gástrica y previene la úlcera péptica. El aceite
de oliva favorece la función del intestino grueso y reduce el estreñimiento.
Juega un papel preventivo contra la formación de piedras en la vesícula, a
diferencia con otros aceites de semillas que aumentan la concentración biliar
de colesterol y favorecen la formación de piedras en la vesícula.
En relación con el Sistema Cardiovascular:
el aceite de oliva es rico en ácidos monoinsaturados que reducen los niveles de
colesterol malo (LDL) y aumentan los niveles de colesterol bueno (HDL), a
diferencia de otros aceites de semillas (maíz, girasol, etc.) que como
portadores de ácidos poliinsaturados disminuyen el nivel de esta última
lipoproteína. Ayuda a prevenir la aterosclerosis y las afecciones cardíacas,
principalmente el infarto de miocardio, angina de pecho y trombosis cerebral.
Reduce la presión arterial, la agregación plaquetaria y la coagulación
sanguínea.
En relación con el desarrollo y crecimiento
óseo: el consumo de aceite de oliva comparativamente con otras grasas,
estimula el crecimiento y favorece la absorción del calcio y la mineralización,
procurando un mejor desarrollo del esqueleto. El aceite de oliva aporta ácidos
grasos esenciales, linoleico y linolénico, en una proporción adecuada entre
ellos, de los que depende el desarrollo y crecimiento del sistema nervioso.
En relación con el envejecimiento: evita
las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. El aceite de oliva
contiene Vitamina E y polifenoles, elementos con alto poder antioxidante, por
eso contribuye a retrasar el envejecimiento celular.
En relación con otras patologías: el
consumo de aceite de oliva, en la terapia nutricional de la diabetes, evita la
absorción masiva de glucosa. Contiene Vitamina E y A. que ejercen un efecto
radioprotector y tónico sobre la epidermis. Tiene efectos anticancerígenos,
sobre todo frente al cáncer de mama aunque también protege frente a otros.
Recomendado para la alimentación infantil por el tipo de grasas insaturadas que
contiene.
Rocío Gay
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